Chistes del 31-40
(31)
El recien ingresado en el hospital contempla la poca comida que le dan, debido a un severo régimen que debe hacer. Se toma parsimoniosamente la pequeña taza de consomé, las dos hojas de lechuga y los 25 gramos de pollo a la plancha. Al acabar le dice a la enfermera.
- ¿Me puede traer un sello, por favor?
- ¿Un sello? ¿Por qué?
- Es que me gusta leer un poco después de comer...
(32)
Andaba Casimiro por la calle, repleto de vendas, con la pierna enyesada, con el brazo en cabestrillo, cn hematomas hasta en el carnet de identidad, cuando se troieza con su amigo Venancio.
- ¡Pero Casimiro! ¿Qué te ha pasado? ¿Has tenido un accidente?
- ¿Uno? Mira: primero me atropelló una bicicleta; cuando ya me levantaba, me arrolló un coche; al cabo de unos segundos, me pasó un caballo por encima...
- ¿Pero qué dices? ¡Esto es imposible!
- ¿Imposible? Pues si no llegan a parar el tiovivo, ¡me atropella un camión de bomberos!
El padre, enfurecido, le pega una bronca descomunal a su hijo adolescente por llegar a casa ya entrada la madrugada.
- Es que verás, papá, he tenido mi primera experiencia sexual.
- ¡Ah, hombre! Esto lo cambia todo. Venga, siéntate y cuéntale a tu padre con confianza cómo ha ido...
- ¡Sí! ¡El culo tengo yo para sentarme ahora!
(33)
Le dice la viejecita al médico que acaba de reconocerla.
- Entonces, ¿qué me ha dicho, doctor? ¿Piscis o Capricornio?
- Cáncer, señora, cáncer...
(34)
Yacía un hombre malherido en plena calzada, cuando un transeunte lo descubre. Se acerca a él y contempla, horrorizado, que tiene un puñal clavado en la espalda.
- ¿Le duele mucho, caballero?
- Sólo cuando me río.
(35)
Jesucristo estaba realizando uno de sus habituales paseos por el cielo, cuando de repente se cruza con un hombre de largas barbas, vestido con una túnica, con un rostro venerable. Y Jesús, mirándolo con una mezcla de emoción y sorpresa, le dice:
- Perdone, buen hombre. Yo a usted le conozco de algo... Usted en la otra vida...
- Yo hace muchos años que ya no estoy en la otra vida. En la tierra era carpintero y tuve un hijo que se hizo muy famoso en toda la humanidad.
Al oir estas palabras, Jesús abraza al venerable anciano y gita:
- ¡Padre!
A lo que el viejo replica:
- ¡Pinocho!
(36)
En el compartimento del tren, María Fernanda se sienta y coloca un cesto en el sillón de al lado. Al cabo de un rato, un señor iba a sentarse sobre el cesto, sin percatarse, a lo que María Fernanda chilló:
- ¡¡Cuidado con los huevos!!
- ¡Uy! Perdone, señora. ¿Son huevos?
- No, son agujas.
(37)
- Mi hijo, en su nuevo trabajo, se encuentra cómo pez en el agua.
- ¿Qué hace?
- Nada.
(38)
Estaba la familia reunida ante el féretro del padre, recién fallecido. El hijo menor dice:
- Ahora tendremos que hacer realidad la última voluntad de papá: ser enterrado con un millón de pesetas en el ataúd.
El hijo mediano añade:
- Sí, bueno... pero en realidad sólo pondremos 750.000 pesetas, porque hay que descontar el 25% de IRPF.
El hijo mayor apostilla:
- También tendremos que deducir el 16% de IVA...
La viuda tercia en la conversación de forma resolutiva.
- ¡Basta ya! Vuestro padre no merece estos regateos. Se le enterrará con la tarjeta de crédito.... y que él gaste cuanto quiera.
(39)
- Me he tropezado con el Presidente de la Sociedad Protectora de Animales y me ha tratado como un perro.
- ¿Como un perro?
- Sí, ha sido muy amable conmigo.
(40)
Una monja sorprende a un niño de su colegio haciendo una gamberrada. Mientras le pellizca la mejilla, le amenaza:
- Los niños malos val al infierno...
Y contesta el niño:
- Y las monjas a las que los dedos huelen a semen, también...